lunes, 25 de abril de 2016

ESPARTACO (1960), de Stanley Kubrick.




   Espartaco fue un proyecto personal de Kirk Douglas, que logró arrancar con el apoyo de la Universal, que no puso pegas a un rodaje tan costoso y aun elenco de estrellas que supondría un gran desembolso.
     Eso sí, impuso a Kirk que fuera Anthony Mann quien lo dirigiera. Duró poco, apenas 10 días. Después de las primeras tomas, fue despedido, contratando a Kubrick, que había sido despedido también del rodaje de "El rostro impenetrable"

   
  Kubrick se encontró, pues, con un filme que ya tenía guión, y con unos actores ya contratados. Eso sí, logró hacer valer su opinión de que para el papel de Varinia, quería a Jean Simmons, actriz que, como antes Ingrid Bergman, había rechazado el papel.
     Del trío de divos británicos contratados, Douglas se valió de un ardid. Les mandó a cada uno (Ustinov, Olivier y Laughton), un guión distinto, en el cual sus papeles eran más largos e importantes. Los 3 se dieron cuenta al llegar a Hollywood, y aquello fue Troya. Laurence engrandeció su personaje con sutileza, a su estilo, sugiriendo propuestas. Laughton, que cobró 4l.000 dólares por 13 días de trabajo, dejó que Peter Ustinov reescribiera las escenas en que coincidían ambos. Por esto Ustinov figura como coguionista del filme.

   
  Douglas, duro con Mann, fue valiente para mantener a Dalton Trumbo como guionista, pese a las protestas de la Liga Americana de Decencia. También supo mantener en su lugar a Kubrick, más divo que los tres británicos. Quizás por ello, el genial director siempre ha renegado de "Espartaco"
     Del resto del reparto no hubieron disputas, todos colaboraron creyendo desde un principio que sería un gran filme: Nina Foch, John Ireland, Charles Mc.Graw, Woody Strode, Herbert Lom, y con más papel, Tony Curtis y John Gavin.
     Magnífica fotografía de Russell Metty, y la mejor banda sonora de Alex North. Y no olvidar la aportación como director de 2ª unidad, de Yakima Canutt, a quien Kubrick dió libertad total para rodar las escenas de batalla.
      Rodaje largo, conflictivo, con cambios en el guión, con una duración al final de 210 minutos, es, sin embargo, una obra maestra, donde sobresalen Jean Simmons y el gran Laughton.

sábado, 16 de abril de 2016

BOLA DE FUEGO (1942), de Howard HAWKS





   Confieso que, cada vez que la veo, me gusta más. O la película mejora con el tiempo, o es eterna, aunque lo que sí es, una comedia alegre, satírica y divertida (seguramente debido al excelente guión de Billy Wilder y Charles Brackett).
     La dirige Howard Hawks, posiblemente el primer realizador que trabajó siempre independientemente al margen de los estudios, autor de grandes westerns, pero también de grandes comedias (La fiera de mi niña, Luna nueva). 
     Y esto que, viendo parte de su excelente reparto, podría parecer un noir:  un Dana Andrews pre-Fox, Dan Duryea, antes de Fritz Lang, e incluso en un breve papel a Elisha Cook Jr.

  
   Y hablando de reparto, aparte Gary Cooper, una Bárbara Stanwyck moviéndose y andando con brío, muy sensual a sus 35 años, en forma, y qué decir de los 7 enanitos profesores, desde Oscar Homolka a Richard Haydn, pasando por S.Z.Sakall, Henry Travers o Tully Marshall, demostrando que el oficio de actor secundario fue uno de los pilares que cimentan el cine.
     Para verla muchas veces.

jueves, 7 de abril de 2016

LA SEMILLA DEL DIABLO (1968), de Roman Polanski

    
 Primera película de Polanski en EE.UU, una apuesta personal del ejecutivo Robert Evans, por entonces dirigiendo la Paramount.
     "El bebé de Rosemary" (su título original, esta manía de cambiar los títulos) era una novela de mucho éxito de Ira Levin, que conmocionó a sus lectores, y en un principio, un proyecto del productor/director William Castle, que quería dirigirla, aunque la Paramount (más bien Evans), le impuso a Polanski, por lo que sólo la produjo.

   
  El papel de Rosemary (el más importante) fue ofrecido a Jane Fonda que, en principio aceptó, pero que no tardó en renunciar a el sin aclarar el motivo. Polanski quería a Tuesday Weld, gran actriz pero sin suerte en el cine, y Evans (siempre Evans), sugirió a Mía Farrow, que gozaba de cierta popularidad en aquella época por haberse casado con Frank Sinatra. (Por cierto, durante el rodaje del filme, Mía recibió la petición de divorcio del actor-cantante).
     No hubo problemas para encarnar al marido, y el elegido fue John Cassavetes. Del resto del reparto, el director polaco quería nombres de prestigio, fáciles de dirigir, y se contrató a Ruth Gordon, Sidney Blackmer, Ralph Bellamy, e incluso, en un pequeño papel, como encargado de la inmobiliaria, a Elissa Cook Jr., el eterno perdedor del cine noir.
     Cosa rara, fue un rodaje fácil. El director y la actriz se entendieron a la maravilla, y se pudo terminar en el plazo fijado, y, cosa más  difícil, por debajo del presupuesto. Polanski la realizó con pulso firme, y pese a tratarse de una película de terror, no hay sobresaltos, todo se insinúa, todo son suposiciones, convirtiendo en segundo protagonista al edificio Dakota (famoso años después por el asesinato de John Lennon)
     Todos los intérpretes están bien, destacando Ruth Gordon, que ganó el Oscar a mejor actriz de reparto, y yo destacaría también a Sidney Blackmer, perfectos los dos como el matrimonio Castevet. Como dice un amigo de Rosemary cuando ésta se da cuenta de que tiene las orejas taladradas, "tiene las orejas taladradas, y unos ojos que taladran".
     Merecido el éxito que tuvo el filme, y reconocimiento mundial para Polanski.