Espartaco fue un proyecto personal de Kirk Douglas, que logró arrancar con el apoyo de la Universal, que no puso pegas a un rodaje tan costoso y aun elenco de estrellas que supondría un gran desembolso.
Eso sí, impuso a Kirk que fuera Anthony Mann quien lo dirigiera. Duró poco, apenas 10 días. Después de las primeras tomas, fue despedido, contratando a Kubrick, que había sido despedido también del rodaje de "El rostro impenetrable"
Kubrick se encontró, pues, con un filme que ya tenía guión, y con unos actores ya contratados. Eso sí, logró hacer valer su opinión de que para el papel de Varinia, quería a Jean Simmons, actriz que, como antes Ingrid Bergman, había rechazado el papel.
Del trío de divos británicos contratados, Douglas se valió de un ardid. Les mandó a cada uno (Ustinov, Olivier y Laughton), un guión distinto, en el cual sus papeles eran más largos e importantes. Los 3 se dieron cuenta al llegar a Hollywood, y aquello fue Troya. Laurence engrandeció su personaje con sutileza, a su estilo, sugiriendo propuestas. Laughton, que cobró 4l.000 dólares por 13 días de trabajo, dejó que Peter Ustinov reescribiera las escenas en que coincidían ambos. Por esto Ustinov figura como coguionista del filme.
Douglas, duro con Mann, fue valiente para mantener a Dalton Trumbo como guionista, pese a las protestas de la Liga Americana de Decencia. También supo mantener en su lugar a Kubrick, más divo que los tres británicos. Quizás por ello, el genial director siempre ha renegado de "Espartaco"
Del resto del reparto no hubieron disputas, todos colaboraron creyendo desde un principio que sería un gran filme: Nina Foch, John Ireland, Charles Mc.Graw, Woody Strode, Herbert Lom, y con más papel, Tony Curtis y John Gavin.
Magnífica fotografía de Russell Metty, y la mejor banda sonora de Alex North. Y no olvidar la aportación como director de 2ª unidad, de Yakima Canutt, a quien Kubrick dió libertad total para rodar las escenas de batalla.
Rodaje largo, conflictivo, con cambios en el guión, con una duración al final de 210 minutos, es, sin embargo, una obra maestra, donde sobresalen Jean Simmons y el gran Laughton.