Fue la película española más taquillera del año. Consagró a Mario Casas, e hizo de María, un icono en Latinoamérica.
Pues sentaos. No me gustó en su estreno, y repasándola en DVD, aún me gusta menos. En mi defensa diré que no me gusta este tipo de cine. Ya no me gustó siquiera "West Side Story", y ganó el Oscar a la mejor película. Claro que W.S.S. tenía una música y baile sensacionales, cosa de la que carece 3MSEC.
Intentaré justificarme. No me gusta nada el estilo literario de Federico Moccia, y menos me gusta el tipo (algún día hablaré de él y sus tuiters). De hecho, ya se había rodado antes una versión italiana de sus novelas, y fue un sonoro fracaso. Moccia mareó la perdiz hasta lograr que se hiciera la versión española, que al menos, fue superior.
La historia es típica y tópica, tiene unos diálogos huecos, imposibles y exagerados. La fotografía cansa, que es lo peor que se puede pedir a una cámara: mucha moto, mucha carretera, repetición de paisajes, mucho enfoque de la luna y las nubes, sin venir a cuento, algo que sí logró William Wyler en "La carta".
El director F.González Molina hace lo que puede, pero se ve superado por la novela, el guión , y los intérpretes. Mario Casas, que hasta estuvo bien en "La mula", aquí abusa de enseñar y quitarse la camiseta. En todo momento, sin venir a cuento. Algo así como decían las actrices españolas en la época del destape: "Me quitaré la ropa si lo exige el guión". A los 3 minutos de empezar el filme, sabemos que Hache conduce muy bien la moto, pero es que no deja de ir en moto hasta para ducharse.
Y María, ni siquiera destaca. Había demostrado que es una gran actriz en "La flaqueza del bolchevique", "El hombre de arena", "La mujer del anarquista", "Cracks", incluso en "Melissa P.", y posteriormente, lo demostraría en "A puerta fría" o "Gernika", pero aquí, sin estar mal, no convence.
En fin, lo siento. Sólo os daría un consejo. Para juzgarla, hacer como yo, verla más de dos veces. Os cansará. Incluso era superior su secuela "Tengo ganas de ti". Pese a ello, sigo siendo valverdista como el primer día. Siempre.