Sexto filme del maestro, entre "Fácil virtud" y "La mujer del granjero", que, curiosamente, para mi, son de lo más flojo del, por otra parte, uno de los genios del cine.
Tercera película que hacía con Ian Hunter, un actor que haría posteriormente, una notable carrera en Hollywood, y primera en que dirigiría a Lillian Hall-Davis, que no era rubia. Dos años después, con la actriz polaca Anny Ondra, en "La muchacha de Londres", empezaría su costumbre (o gusto) por filmar con rubias.
Claro que, fiel a su estilo, pasó un poco de los actores, dando más protagonismo a los "detalles" que él hacía coprotagonistas de sus filmes. Ejem: el tiovivo dando vueltas, las entradas de la feria, las copas de champaña, el ayudante de boxeo hurgándose la nariz...
Pero la cinta no engancha, y el final se ve acomodado. Para entendernos, nunca pasa nada, n i en los combates de boxeo, ni en el adulterio de la chica, ni en los celos del marido, ni en el amante. Todo lineal, ni altos ni bajos.
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